lunes, 27 de octubre de 2008

Ric Polansky



Los antiguos chinos les echaron una maldición a la gente a la que despreciaban: “que vivas en tiempos interesantes”. Porque para ellos, cualquier cambio, idea nueva, o descubrimiento era una abominación, una amenza a la vida tranquila y sedentaria que desearon llevar.
Dejar detrás la tranquila tierra de granjas de Iowa en los tiempos turbulentos de la guerra de Vietnam no fue difícil. Pero sí lo fue emigrar a la lejana España. No tenía nada que ver con sombreros grandes y calles llenas de burros. Me encontraba rodeado de otros como yo de tendencia rómantica ...expatriados desilusionados todos, hijos literarios de Papá (Hemingway), dejados a vagar por allí o a contar toros en las vallas publicitarias de Osborne.
Era comprensible buscar diversión en los toros, ya que trabajar en el negocio de la inmobiliaria en las zonas costeras en pleno crecimiento era como montar en una montaña rusa que te subía a unas estimulantes alturas para bajarte a unas negras depresiones.
Las historias que escuchaba tomando vinos hasta muy tarde por las noches me inspiraban para ir a Perú a investigar la conquista de las Incas de Pizarro; al Amazonas a buscar a Paititi y El Dorado en la selva; a México a seguir las huellas de Hernán Cortéz desde el punto de su llegada a Vera Cruz hasta el punto donde levantó su espada al imperio Azteca.
He documentado mi busqueda transcendental. Algunas de mis fotos han aparecido en la revista TIME como publicidad para España, y algunas se vendían a COSMOPOLITAN, incluída una portada con mi foto en la revista US Treasure. Y me da mucho placer poder decir que algunos de los programas que escribí hace más de cinco años se están emitiendo ahora en DISCOVERY CHANNEL.
Han pasado casi 40 años desde que llegué a este país, pero la aventura de vivir en España, que me da la oportunidad de re-examinar el mundo através de los ojos de una cultura diferente—una cultura en la cual la pasión se demuestra más honrada que la razón o la rectitud—me mantiene pensativo e interesado.
Venga pues conmigo de viaje, y recoga algunos recuerdos interesantes por el camino. Unas maravillas que le recuerdan de algo que le gustaría hacer, algo que debía haber hecho, o algo que ha hecho pero del cual ya se ha olvidado.

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